Antecedentes Históricos del Biomagnetismo

A lo largo de la historia, diversas culturas han utilizado imanes con propósitos curativos y espirituales, sentando las bases para lo que hoy conocemos como biomagnetismo. En este artículo, exploraremos los antecedentes históricos de esta práctica y su evolución a lo largo del tiempo.

 

Antigüedad y Civilizaciones Precedentes

Aunque hoy en día el magnetismo es ampliamente utilizado en diversos campos como la física, la industria e incluso como artículo de decoración, sus efectos sobre los metales y los seres vivos es ampliamente conocido desde la antigüedad.

Los registros históricos revelan que antiguas civilizaciones como los egipcios, les atribuían una gran cantidad de propiedades vitalizantes y estéticas: por ejemplo, ciertos personajes importantes, pertenecientes a las clases mas altas, lo utilizaban en contacto con la piel sobre los órganos que quisieran mantener con salud y sobre la cara para evitar el proceso de envejecimiento, como la mismísima cleopatra que lo utilizaba sobre la frente por este motivo.

A su vez , en la antigüedad, los chinos ya reconocían las propiedades magnéticas de ciertos minerales y rocas, y comenzaron a usarlos con fines curativos. En el clásico texto médico "Huangdi Neijing" (El Canon de Medicina Interna del Emperador Amarillo), se menciona el uso de imanes y piedras magnéticas para tratar diversas dolencias y restaurar el equilibrio energético.

Griegos y romanos estaban también muy familiarizados con las propiedades de los imanes pero a diferencia de los anteriores, estos no practicaban el principio de la aplicación de campos magnéticos controlados sino que tenían una perspectiva asociada a creencias espirituales y místicas.

Edad Media y Renacimiento

Durante la Edad Media, el biomagnetismo comenzó a adquirir más atención en Europa. Paracelso, un médico y alquimista suizo del siglo XVI, experimentó con imanes y escribió sobre sus efectos en la salud. Sin embargo, fue en el Renacimiento que los estudios científicos sobre el magnetismo comenzaron a tomar forma más sistemática, gracias a figuras como William Gilbert, conocido como el "padre de la magnetología".William en su obra "De Magnete", delineó teorías sobre los fenómenos magnéticos y la atracción terrestre. Aunque la magnetoterapia contemporánea difiere de su enfoque, Gilbert sentó las bases al demostrar cómo los imanes afectan a la Tierra. Su exploración pionera influyó en futuros avances en la comprensión del magnetismo en la medicina, siendo su legado una parte crucial en la evolución de la terapia magnética moderna.

Siglo XIX: Bases del biomagnetismo

El siglo XIX marcó un período de intensa investigación y desarrollo en el campo del magnetismo. Se descubrieron nuevas aplicaciones médicas para los imanes, y surgieron diversos dispositivos magnéticos para tratar una amplia gama de enfermedades. Aunque algunos de estos desarrollos carecían de base científica sólida, sentaron las bases para el enfoque terapéutico que hoy asociamos con el biomagnetismo.

Franz Mesmer(1734-1815), un médico alemán del siglo XVIII influenciado por Paracelso, introdujo la teoría del "mesmerismo" o lo que él llamó "magnetismo animal", que se centraba en el concepto de un fluido magnético que fluía a través del cuerpo y estaba relacionado con la salud. Aunque su enfoque a menudo se considera más espiritual y místico que científico, Mesmer contribuyó a la comprensión temprana de cómo las fuerzas magnéticas podrían influir en el bienestar humano.

Siglo XX y la Fundación del Biomagnetismo Moderno

El biomagnetismo moderno, como lo conocemos hoy en día, tuvo un importante punto de partida en la década de 1980 gracias al trabajo del médico mexicano Dr. Isaac Goiz Durán. Él desarrolló el concepto de pares biomagnéticos, que se basa en la premisa de que muchas enfermedades están asociadas con desequilibrios en el pH del cuerpo, lo que a su vez altera el entorno magnético. Esta terapia propone el uso de pares de imanes, colocados en ubicaciones específicas del cuerpo, para restaurar el pH y el equilibrio magnético,  promoviendo la recuperación y el bienestar del organismo.

En conclusión, el biomagnetismo tiene profundas raíces históricas que se remontan a civilizaciones antiguas que reconocieron las propiedades magnéticas para la curación y el bienestar. A lo largo de los siglos, el campo ha evolucionado desde prácticas tradicionales hasta la fundación de enfoques más modernos basados en la investigación científica. Esta fascinante historia nos muestra cómo la comprensión y el uso de los imanes han evolucionado a lo largo del tiempo para ofrecer herramientas terapéuticas innovadoras en la búsqueda de un mayor equilibrio y salud.


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